El ejercicio se llama techos y no cubiertas porque el fin último es indagar sobre el espacio final que se ha creado. Un techo, como su definición lo sugiere, refiere al entendimiento espacial interior mientras que el concepto cubierta nos remite por una mirada exterior. De esta manera la calidad ambiental lograda es el punto de partida para desplegar un análisis minucioso de cada caso donde se aborden cuestiones contextuales, espaciales, estructurales, funcionales, de instalaciones, de iluminación y ventilación, etc.

El alumno tendrá que responder las preguntas que son comunes a toda edificación tales como: ¿De qué manera se sostiene el techo? ¿Cuál es su lógica estructural (cimientos, soportes verticales y horizontales)? ¿Qué es portante, qué es divisorio y qué es cerramiento? ¿Cómo se conduce el agua de la cubierta hacia el suelo? ¿Cómo se protege el espacio del agua? ¿Por dónde viajan las instalaciones necesarias para el acondicionamiento interior del espacio (electricidad, agua, gas…)? ¿Cómo se han solucionado las juntas y encuentro entre los diferentes materiales? ¿Cómo entra la luz natural en el espacio y cómo está orientado el espacio con respecto al norte? ¿Por qué? ¿Cómo fue el proceso constructivo? ¿Cuál es la importancia de ese espacio cubierto en la totalidad del proyecto estudiado?

Para responder a todas estas preguntas cada alumno deberá escoger el medio de representación en 3 dimen­siones que considere idóneo que ayude a realizar su trabajo de investigación y al final transmitir el conjunto de conclusiones de su análisis. El medio de representación es también un instrumento de investigación, Los medios de representación sugeridos son detalles constructivos, axonometrías e isometrías, cortes o plantas fugadas, maquetas, collages, etc.