Jefe de diseño: Daniel Bermúdez Samper
Equipo de diseño: John Oscar Pinzón, Evelyn Delgado, Ricardo Schoonewolff, Rodrigo Dávila, Patricia López, Sergio Reyes, Ronnie Hans Robles, Juana Silva.
Cálculo Estructural: Hernán Sandoval Arteaga y Cía. Ltda.
Estudio de suelos: Ing. Luís Fernando Orozco
Proyecto eléctrico: SM&A, Jaime Sánchez
Instalación hidráulica y sanitaria: Ing. Álvaro Tapias
Presupuesto y programación: PAYC Ltda.
Proyecto acústico: ADT, Daniel Duplat
Proyecto bioclimático: Arquitectura y Bioclimática, Jorge Ramírez
Diseño de iluminación: Arq. Carmenza Henao Londoño
Estudio de tráfico vertical: Ing. Rafael Beltrán
Constructor: Civilia
Fotografía: Enrique Guzmán
Texto: Juan Pablo Aschner
El edificio W reemplaza al antiguo edificio de Ingeniería de la Universidad de los Andes que presentaba riesgo sísmico y que contaba con alturas libres insuficientes para los nuevos requerimientos espaciales. El nuevo edificio resuelve la demanda de aulas y oficinas, ofrece mayores áreas a las del edificio preexistente y resuelve interacciones necesarias entre los diversos espacios abiertos y cubiertos del campus y de su entorno urbano.
El edificio propuesto reanuda el diálogo de la Universidad con la ciudad, en su momento truncado por la irrupción del masivo bloque “Mario Laserna”, restableciendo el protagonismo del acceso abierto e ininterrumpido que conducía desde el eje ambiental de la Avenida Jiménez hacia la cubierta escalonada del Bloque Lleras. En los pisos superiores, la disposición de columnas de la fachada occidental responde a los intercolumnios del Lleras y las diferentes aperturas y proyecciones de la fachada sur integran la gran plazoleta de eventos que el antiguo edificio de ingeniería omitía. El edificio W procura además mecanismos de integración con la zona alta del Campus. Del quinto piso se extiende un puente cubierto al edificio Mario Laserna y del sexto piso parte un puente que conduce hacia el tradicional sector del “Campito”.
Mientras que el frente oriental es tranquilo y de visuales recogidas, características necesarias para la conformación de aulas; el occidental es dinámico y cuenta con grandes vistas sobre la ciudad, propiedades complementarias a la configuración de circulaciones comunes. Las actividades educativas permanecen en los primeros pisos mientras que las oficinas y las actividades administrativas pasan a los últimos.
Frente al precedente edificio de Posgrados de la UJTL, que es funcionalmente similar, el bloque W plantea nuevas estrategias de proyecto: la estructura asciende y diferencia las oficinas de las aulas. Se pasa de la gran vitrina a la caja adherida, empleando dos sistemas de circulación y servicios técnicos imbricados: un punto fijo central y uno lateral.
El material predominante es el concreto visto, que devela la belleza estructural del edificio. Tanto los requerimientos acústicos en aulas como los requerimientos de protección solar en oficinas, demandaron en este proyecto una coordinación técnica exhaustiva que involucró la configuración de los cielorrasos y de los diversos sistemas en su interior, o el trabajo depurado de la ventanería.